P. Stanley Rother

Misionero en Guatemala

El padre Stanley Rother fue el primer mártir reconocido en los Estados Unidos y, además, el primer sacerdote nacido en Estados Unidos en ser beatificado. “Ayer, en Oklahoma City, el beato Stanley Francis Rother, sacerdote misionero, asesinado por odio a la fe por su labor de evangelización y promoción humana a favor de los más pobres de Guatemala. Que su ejemplo heroico nos ayude a ser testigos valientes del Evangelio, comprometiéndonos por la dignidad del hombre” (Papa Francisco, Ángelus, domingo 24 de septiembre de 2017).

Rother se sintió llamado al sacerdocio a una edad temprana pero, al principio, las dificultades con el latín le hicieron pensar en dejar el seminario. Sin embargo, perseveró y fue ordenado sacerdote en mayo de 1963. Para una de las estampas conmemorativas de su ordenación, el P. Stanley Rother eligió las palabras de San Agustín: “Por mi bien soy cristiano, por el bien de los demás soy sacerdote”.

En junio de 1968, se unió a la misión de Oklahoma en Guatemala y fue asignado a una Iglesia local en la diócesis de Sololá. En la parroquia de Santiago Atitlán era llamado “Padre Aplas” (la palabra en lengua tzutujil para “Francisco”). El padre Stanley aprendió español y tzutujil, uno de los 21 dialectos mayas que se hablan en Guatemala, hasta el punto de poder celebrar una misa en idioma tzutujil e incluso llevar a cabo una traducción del Nuevo Testamento al idioma local.

Su trabajo como párroco le exigió también mucho trabajo físico: ofreció su ayuda en proyectos agrícolas, aprovechando la experiencia en el sector desarrollada en Oklahoma, participando en la creación de una cooperativa de agricultores. Además, el P. Stanley ayudó a establecer una cooperativa de tejedores, además de una cooperativa de crédito. También alentó la construcción de una escuela, un hospital en las cercanías de Panabaj y la primera emisora de radio católica de la región.

El cardenal Amato, que presidió el rito de beatificación del padre Stanley Rother, contaba en su homilía: “Desde 1971 hasta 1981, tuvieron lugar en Guatemala numerosos asesinatos de periodistas, campesinos, catequistas y sacerdotes, todos falsamente acusados de comunismo, un período para la Iglesia de verdadera persecución sangrienta. En esta situación, el padre Rother, consciente del peligro inminente de su vida, se preparó para el martirio, pidiendo al Señor la fuerza de enfrentarlo sin miedo. Continuó predicando el Evangelio del amor y de la no violencia”.

El nombre del P. Stanley apareció, de hecho, en una lista de presos condenados a muerte. Debido al peligro, en 1981 dejó Guatemala junto a un compañero y volvió a Oklahoma, pero solo por tres meses. Su corazón permaneció con la gente de Guatemala y en una carta de diciembre de 1980 dirigida a la Archidiócesis de Oklahoma City, escribió: “Esta es una de las razones por las que debo resistir la violencia: el pastor no puede huir al primer signo de peligro”.

Poco después de su vuelta a Guatemala, el P. Stanley Rother fue asesinado a la edad de 46 años, a la una de la madrugada del 28 de julio de 1981, en la rectoría de su Iglesia, en Santiago Atitlán. Los autores del crimen, tres hombres enmascarados, nunca han sido identificados. Aunque el cuerpo de Rother está enterrado en el cementerio Resurrection Memorial de Oklahoma City, su corazón siempre estará con las personas que amó: se guarda en la Iglesia de Santiago Apóstol en Santiago Atitlán.