San Gabriel Taurin Dufresse (1750-1815)

Jean-Gabriel-Taurin Dufresse, sacerdote miembro de la Sociedad para las Misiones Extranjeras de París, nació el 8 de diciembre de 1750 en Lezoux, en la diócesis de Clermont, en Francia. Después de sus estudios en el seminario, se convirtió en sacerdote a la edad de veinticuatro años. Al año siguiente, partió como misionero a una región de China, desarrollando un apostolado rico en frutos.

Sin embargo, en 1784, el emperador chino comenzó una persecución contra los cristianos. A Gabriel pronto le llegó un mensaje del obispo, Mons. De Saint-Martin, que lo invitaba a alejarse del lugar de la misión para no causar problemas. Él obedeció de mala gana y se trasladó a Chengdu. Sin embargo, todos los intentos que los superiores habían hecho para tratar de mitigar las persecuciones cristianas fracasaron: Gabriel fue arrestado y trasladado a Pekín junto al obispo y a otros dos misioneros. Pasaron seis meses en prisión, durante los que rezaron intensamente por sus hermanos en la fe. Tras su liberación, Gabriel solicitó ser transferido a Macao, donde podría ayudar espiritual y materialmente a los necesitados. En 1800 fue consagrado obispo coadjutor de Mons. De Saint-Martin, sucediéndole al año siguiente como vicario apostólico de la región de Sichuan.

Estando ya sólo él para administrar la diócesis, convocó un importante sínodo, cuyas constituciones fueron adoptadas por la Congregación de Propaganda Fide como modelo para las misiones de toda China. Su evangelización continuó hasta que, a partir de 1805, volvieron de nuevo las persecuciones. Mons. Dufresse intentó huir otra vez, como había hecho años antes, pero en mayo de 1815 fue arrestado y, unos meses más tarde, el 14 de septiembre, fue decapitado. Sin embargo, el sacrificio de este hombre no fue una injusticia estéril, sino que, por el contrario, su sangre se volvió gloriosa debido al martirio y generó conversiones, incluidas las de quienes fueron sus guardianes, Yuan Zaide y Zhao Rong, quienes también se convirtieron en mártires de la fe.

Durante la celebración del 27 de mayo de 1900, los dos conversos y Mons. Dufresse fueron proclamados beatos.

El 1 de octubre de 2000, el Papa Juan Pablo II los proclamó santos, agregando sus nombres a una larga lista de mártires asesinados en China que, llegando triunfantes a Cristo en la Patria Celestial, gritan a cada hombre que Jesús es el Señor.